miércoles, 7 de noviembre de 2007

Las primeras miradas

Nadie sabe en qué noche de octubre solitario,
de fatigados duendes que ya no ocurren,
puede inmolarse la perdida infancia
junto a recuerdos que se están haciendo.

Qué sorpresa sufrirse una vez desolado,
escuchar cómo tiembla el coraje en las sienes,
en el pecho, en los muslos impacientes
sentir cómo de labios se desprendende
verbos maravillosos y descuidados,
de cifras defendidas en el aire muerto,
y cómo otras palabras, nuevas, endurecidas
y desde ya cansadas se conjuran
para impedirnos el único fantasma de veras.

Cómo encontrar un sitio con los primeros ojos,
un sitio donde asir la larga soledad
con los primeros ojos,
sin gastar las primeras miradas,
y si quedan maltrechas de significados,
de cáscara de ideales, de purezas inmundas,
cómo encontrar un río con los primeros pasos,
un río —para lavarlos— que las lleve.


Mario Benedetti (1920)
Sólo mientras tanto

1 comentario:

  1. Sábato decía que lo único que no había que perder era la capacidad de asombro.

    Gracias por pasar por las musas, es tu casa.

    un abrazo
    Musa Rella

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lo tomaré como un cumplido